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sábado, 13 de octubre de 2012

El milagro de Anna Sulivan


Helen Keller quedó sorda y ciega a los 19 meses de edad a causa de una fiebre. Debido a sus problemas para comunicarse en las etapas más tempranas de su desarrollo, Hellen estuvo prácticamente incontrolable por un tiempo.

Al no poder expresarse con nadie ni entender las cosas de su entorno, su frustración aumentó con la edad y su rabia iba a peor. Se convirtió en una persona salvaje, caprichosa y muy agresiva. Por ello, los padres de Hellen se vieron en la necesidad de pedir ayuda externa de alguien especializado en este tipo de casos: Anna Sullivan.

Anna Sullivan venía de un ambiente bastante desfavorable. Al igual que Helen, también era ciega (perdió la visión a los cinco años y fue abandonada). No obstante, Anna tuvo suerte y dio a parar al Colegio Perkins para Ciegos en Boston.

Con el paso del tiempo (y tras dos operaciones tras las cuales recuperó la visión), se graduó con honores, y por ello fue la seleccionada para cuidar de la hija de los Keller.

 Las técnicas de Anna Sullivan
La primera barrera que había que romper era la comunicativa, y para ello, Anna debía vencer la agresividad de Hellen con fuerza y paciencia. Posteriormente le enseñó el alfabeto dactilológico. Anna le ponía en contacto con los objetos y le deletreaba en la mano las palabras.

Hellen comenzó a animarse y a interesarse por el entorno que la rodeaba. Poco a poco el vocabulario de Hellen fue aumentando, lo que sería un importante avance para enseñarle a hablar.

Tras años de trabajo, Hellen logró calmarse y comportarse como una persona civilizada, amable y cordial. Además, aprendió a leer y escribir en Braille, así como a leer de los labios de las personas tocándoles con sus dedos y sintiendo el movimiento de sus facciones e interpretándolas.

La relación profesora-alumna 
Anna ayudó a Hellen en varias instituciones trabajando con otro tipo de materiales y textos que la ayudaran a evolucionar, enseñándole distintas lecciones y actuando como su intérprete. Ella interpretaba en las manos de Hellen lo que los profesores decían en clase, y transcribía en los libros utilizando el sistema Braille.

Hellen logró gradarse con honores en el Radcliffe College, donde escribió “La historia de mi vida”. Tenía un poder de concentración extraordinario, muy buena memoria, además de muy buenos recursos personales para mejorar.

 Más allá de la historia 

La de Anna Sullivan y Hellen Keller es una historia que se repite día a día en la vida real, donde no hay actores y actrices, sino personas de carne y hueso unidas para siempre mediante unos lazos muy especiales.

Si bien en ocasiones puede ser dura, no dejará de cautivarnos con la ternura y sensibilidad de su historia. Es una película que recomiendo, ya que después de conocer a Hellen y a Anna podemos comprender que si se exige a cada persona según sus posibilidades, cada uno permanecerá dentro de sus limitaciones. No obstante, cualquiera es capaz de desarrollarse según se le exija.

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